TERCER DOMINGO
DE PASCUA
Continuamos con nuestros comentarios
pascuales sobre el Apocalipsis. Les recuerdo que durante esta tercera semana
después de Pascua, la Santa Liturgia pone en nuestros labios en el Santo Oficio
las palabras del Librito de San Juan.
Contemplaremos hoy las figuras y símbolos
de las Dos Mujeres del Apocalipsis, y más particularmente la de una de
ellas.
Cuando comienza el
desenlace del Apocalipsis aparecen, en efecto, dos misteriosas Mujeres, una Madre
y una Mala Hembra:
Y una gran señal apareció en el cielo: una mujer
revestida del sol, con la luna bajo sus pies, y en su cabeza una corona de doce
estrellas; la cual, hallándose encinta, gritaba con dolores de parto y en las
angustias del alumbramiento (12, 1-2).
Entonces vino uno de los siete Ángeles que llevaban las siete copas y
me habló: Ven acá, que te voy a mostrar
el juicio de la Ramera Grande, la que está sentada sobre muchas aguas; con la
que han fornicado los reyes de la tierra, y los habitantes de la tierra se
embriagaron con el vino de su prostitución. Y me llevó a un desierto en
espíritu; y vi una mujer sentada sobre una Bestia purpurea, repleta de nombres
de blasfemias, que tenía siete cabezas y diez cuernos. La mujer estaba vestida
de púrpura y escarlata, y cubierta de oro, piedras preciosas y perlas; y
llevaba en su mano un cáliz de oro lleno de abominaciones, y también las
inmundicias de su fornicación. Escrito sobre su frente tenía grabado un nombre,
un misterio: Babilonia la Grande, la
madre de los fornicarios y de las abominaciones de la tierra. Y vi a la
mujer ebria de la sangre de los santos y de la sangre de los testigos de Jesús.
Y al verla me sorprendí con sumo estupor (...) Y me dijo: Las aguas que viste, sobre las cuales tiene su sede la Ramera, son
pueblos y muchedumbres y naciones y lenguas. Y los diez cuernos que has visto,
así como la Bestia, van a aborrecer a la Ramera; la dejarán desolada y desnuda,
comerán sus carnes y la abrasarán por el fuego; porque Dios ha puesto en sus
corazones hacer lo que a Él le plugo, ejecutar un solo designio: dar la
autoridad de ellos a la Bestia, hasta que se cumplan las palabras de Dios. Y la
mujer que has visto es aquella ciudad, la grande, la que tiene imperio sobre
los reyes de la tierra (17,
1-6 y
15-18).
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La Visión de la Gloriosa Parturienta pertenece a la
Séptima Trompeta. Esta Mujer es, o bien la Virgen Santísima, o la Iglesia, o
Israel.
No conviene simplemente ni con María Santísima ni con la
Iglesia; aunque en cierto modo, sí; por lo cual la Liturgia lee este pasaje figurativamente en algunas fiestas de
Nuestra Señora, y los pintores cristianos representan con ese símbolo la
Inmaculada Concepción.
Como símbolo de Israel, alude a la conversión de los
judíos en los últimos tiempos.
La Mujer de las
doce estrellas aparece en el cielo como un signo grande, es decir, una
realidad prodigiosa y misteriosa. Esta personificación de la comunidad
teocrática era tradicional, y la imagen de Sión en trance de alumbramiento no
era desconocida del judaísmo.
El vestido de sol es la fe verdadera y la luna bajo los
pies es el mundo cambiante; la corona de doce estrellas es la plenitud de la
doctrina y los predicadores de ella.
Por eso se dice que en los últimos tiempos el sol se
oscurecerá y caerán las estrellas. Aquí mismo, en esta visión, hay una gran
caída de estrellas, la tercera parte de las estrellas del cielo, arrastradas
por la cola del dragón y que son arrojadas a la tierra; eso significa la gran
cantidad de doctores del error que habrá en la consumación de los siglos.
El Hijo Varón levantado
al Trono de Dios es sin duda Jesucristo; y por cierto, no el Cristo del
Calvario, sino el de la Parusía, que ha
de regir a todas las naciones con cetro de hierro.
Dar a luz a Cristo puede
convenir solamente a María Santísima, a la Iglesia y a Israel. Excluidas las
dos primeras (aunque no del todo, porque están incluidas en el Israel de Dios)
por no convenir a ellas las peripecias que aquí narra el Profeta, la visión
significa el Israel de Dios, como lo vieron San Hipólito, San Victorino, San
Agustín, San Beda.
El Israel de Dios es
simbolizado en las Sagradas Escrituras por una esposa, a la cual se promete el
perdón de su infidelidad, la total purificación y el desposorio final.
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En la Escritura la Mujer significa habitualmente Israel,
es decir, la Religión.
Dios apostrofa a su pueblo como a una adúltera
o la requiebra como una novia. Los deuteroprofetas abandonan
incluso la imagen de Reino para insistir en la figura de Esposa.
Las dos mujeres del Apocalipsis representan la religión
verdadera en sus dos polos opuestos: la religión fiel y la religión
corrompida.
Estos dos aspectos de la religión son perfectamente
distinguibles para Dios, pero no siempre para nosotros. La cizaña se parece al
trigo y no será separada hasta la siega. Una prostituta no se distingue en la
naturaleza ni en la forma de una mujer honesta; sigue siendo mujer, no se
vuelve bestia...; está sentada sobre la Bestia...
Por eso San Juan vio en la frente de la Ramera la
palabra misterio, y dice que se asombró sobremanera, y el Ángel le
dice: Ven y te explicaré el arcano de la
Bestia. Es el misterio de iniquidad, la abominación de la desolación; la
parte carnal de la Iglesia ocultando, adulterando e incluso persiguiendo la
verdad... Sinagoga de Satanás...
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Sin embargo, tenemos algunos indicios claros que nos
pueden ayudar a diferenciarlas:
Religión
Fiel
* Madre de un Hijo divino
* Revestida del sol, ropaje celestial
* Asentada pacíficamente sobre la luna, símbolo
de los poderes temporales
* Amada por los hijos de Dios
* Sufre a causa del odio del diablo
* Gesta y da a luz una nobleza masculina
* Ayudada por alas celestiales
* Coronada con doce estrellas
* Protegida y guiada por el Espíritu de
Dios
* Tiene
un destino celestial
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Religión
corrompida
* Madre de fornicarios y rameras
* Vestida con ropa mundana
* Jinetea, tratando de domarlos, sobre los
reyes, dominados por el Príncipe de la Tinieblas
* Tolerada por los reyes mundanos
* Sufre a causa de la rebelión de los reyes
dominados
* Concibe impureza femenina
* Ayudada por poder infernal
* Tiene frente de ramera
* Embriagada y saciada con la sangre de los
hijos de Dios
* Tiene un destino infernal
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Dios mediante ya
contemplaremos, en el Quinto Domingo de Pascua, a la Esposa del Cordero, tal
como San Juan la vio y nos la hace conocer en el capítulo XXI.
Un contraste mayor no puede haber.
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El concepto de adulterio espiritual sólo se ve en el judaísmo y el cristianismo,
cuando éstos se han alejado moral y espiritualmente de Dios.
La esposa comete adulterio:
* cuando su legítimo Señor y
Esposo, Cristo, no es ya su alma y su todo;
* cuando los gozos de su Casa
no son ya toda su vida;
* cuando codicia lo
transitorio del mundo en sus diversas manifestaciones;
* cuando mira sus grandezas,
riquezas y honores con ojos golosos;
* cuando busca la alianza de
un poder terreno contra la amenaza de otro poder terreno;
* cuando los teme demasiado;
* cuando reconoce al mundo
como una realidad muy ponderable, y
lo mira como una potencia cuya ira
procura evitar a cualquier costa;
* cuando solicita su agrado y
benevolencia;
* cuando está encantada con la
sabiduría, educación, ciencia,
cultura, política, diplomacia, etc. de ese mundo apóstata.
Todo esto es lo que llama el Profeta fornicar
con los reyes de la tierra.
Fornicación llaman los profetas a la idolatría.
Fornicar con los ídolos significa poner los ídolos en lugar de Dios, el
legítimo Esposo de nuestras almas.
Fornicar con los reyes de la tierra significa poner a los poderes de este mundo en el lugar
de Dios.
Primero se fornica en el corazón, desfalleciendo en la
fe; después en los hechos, faltando a la caridad.
El error fundamental de nuestra práctica actual (en
incluso de la teoría, a veces) es que amalgamamos el Reino y el Mundo, lo cual es
exactamente lo que la Biblia llama prostitución.
No hay en las Sagradas Escrituras promesa de hegemonía
para las naciones... Para nadie, fuera de Israel, de la nueva Israel, perdonada
y purificada.
Lo que sí está profetizado es la hegemonía inicua de la
Gran Ramera, asentada sobre el poder político tiránico de la Bestia de las siete
cabezas y diez cuernos.
Así que conviene probar todo espíritu y quedarse
solamente con el que es bueno: porque, ¡ojo!, las Dos Mujeres son gemelas.
Las Dos Mujeres son hermanas nacidas de una misma madre:
la Religión, la religiosidad, el profundo instinto religioso, erradicable en el
ser humano.
De la misma manera, la Bestia de la Tierra se parece al
Cordero: hace prodigios y portentos, promete la felicidad y habla palabras
hermosas, llenas de halagos.
Promete el Reino en este mundo, como Cristo...
Promete el Reino es este mundo por las solas fuerzas
humanas, como el Dragón...; como se lo prometió a Nuestro Señor en el Monte de
la Tentación...
Este es el sentido de las Dos Mujeres; son las Dos
Ciudades de San Agustín, llegadas a su máximo de tensión contraria, pero
siempre mezcladas entre ellas y en sus habitantes.
El significado concreto y ya escatológico de las Dos
Mujeres es éste:
* la Mujer Celestial y Afligida es el Israel de Dios,
Israel hecho Iglesia; y concretamente el Israel convertido de los últimos
tiempos.
* La Mujer Ramera y Blasfema es la religión adulterada,
ya formulada en Pseudo-Iglesia en los últimos tiempos, prostituida a los
poderes de este mundo y asentada sobre la formidable potencia política y
tiránico imperio del Anticristo.
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Para la visión de la Mala
Hembra es llevado San Juan en
espíritu a la región donde no hay vida, donde está ausente el agua viva, a
pesar de que hay muchas aguas muertas: alusión al mar, figura del mundo.
No
se trata de un desierto material, como el refugio de la mujer del capítulo XII,
sino a la inversa, de una opulenta metrópoli, dominadora de pueblos.
Allí ve a la Mujer-Misterio,
Babilonia la Grande, la Meretriz Magna, la Prostituta Purpúrea. Es la
contraposición de la otra Mujer, la que da a luz divinamente.
Este misterio de una Babilonia alegórica parece ser la
culminación del misterio de la iniquidad
revelado por San Pablo en II Tess. 2:7, refiriéndose tal vez a alguna potestad
instalada allí como capital de la mundanidad y quizá con apariencias de piedad
como el falso profeta.
La fiera
cabalgadura ya la conocemos, es el Anticristo. La Fornicaria es la Cabeza y Canal de una religión adulterada,
idolátrica, puesta al servicio de la política, de la potencia secular, que es
el instrumento del Anticristo, convirtiéndola, por el mismo hecho, en un dios
falso.
La Ramera representa tres cosas concretas que serán, y
ya comienzan a ser, una misma, y se implican mutuamente: 1ª) la última herejía, 2ª)
la urbe donde esa herejía tendrá su cabeza, 3ª) el imperio que esa urbe gobernará.
Tanto la púrpura del vestido de la mujer como el color
escarlata de la bestia significan, al mismo tiempo que la dignidad, la sangre
de los mártires.
La fornicación significa la religión idolátrica del
Estado, que se convertirá después en la religión sacrílega del Anticristo. Las
palabras fornicación, adúltera, prostituta, ramería y semejantes, se hallan
alrededor de 100 veces en los antiguos Profetas con el significado de
idolatría, y aplicadas solamente a Jerusalén, jamás a Nínive, Babel o Menfis.
Israel es la Esposa o la Prometida de Dios.
Cuando
la estructura temporal de la Iglesia pierda la efusión del Espíritu y la
religión adulterada se convierta en la Gran Ramera, entonces aparecerá
el Hombre de Pecado y el Falso Profeta, un Rey del Universo qué
será a la vez como un Sumo Pontífice del Orbe, o bien tendrá a sus órdenes un
falso Pontífice, llamado en las profecías el "Pseudoprofeta".
Léase
bien este parágrafo: no dice que la Iglesia perderá la fe, como tampoco la
Sinagoga había perdido la fe del todo cuando la Primera Venida. La Gran
Apostasía, predicha por Cristo y San Pablo, puede entenderse, sin
exageración, de una manera ortodoxa.
Madre de
los fornicarios significa de los que
como ella fornican con la idolatría y los valores y glorias del mundo.
Madre de los fornicarios y de las
abominaciones de la tierra... Hoy
en día, el Consejo Mundial de Iglesias y los encuentros inspirados por el espíritu de Asís reciben todas las
denominaciones cismáticas, apóstatas, anticristianas y demás rameras...
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Es un Misterio
ahora; una cosa que nunca se había visto, un arcano, las profundidades de Satán.
Esto indica un sistema que necesita
explicación. Ella es el conjunto de toda la falsa religión. El misterio radica
en la aparente unión y cooperación de Bestia
y Fornicaria al perseguir a los
verdaderos hijos de Dios, quienes no se someten a la falsa religión de la
tribulación.
Entre la Bestia y la Fornicaria hay una unión estrecha,
representando ambas la misma idea; pero el hecho de que la Mujer jinetee a la
Fiera no significa necesariamente que le sea amiga... quiere domarla...
Durante la primera mitad de la tribulación
la religión adúltera es dominante.
Debido a su poderosa actividad y presión, el Anticristo tiene que tolerarla a
regañadientes, hipócritamente sometiéndose, o por lo menos, cooperando con
ella. Pero en la mitad de la tribulación, de repente, abate a esa religión y
exige que todo el mundo le adore a él.
La mujer parece controlar a la bestia; pero
ésta tendrá la última palabra, destruyendo a la fornicaria cuando no pueda
tolerar más su entrometimiento en los asuntos de su reino.
La dejarán desolada, es decir, que aunque la Bestia y los reyes que la apoyan
mantienen a la Iglesia Mundial
Adulterada y le prestarán apoyo, en el fondo la odian y odian sus ardientes
ansias de poder. Cuando hayan establecido su poder sin discusión, se volverán
en su furia contra el monstruo religioso y lo destruirán. A partir de este
momento la Bestia no tolerará ninguna iglesia o religión.
Embriagar
de esa fornicación es propagar la religión adulterada. Si los pueblos de
la tierra se embriagaron de ese vino, es porque la Mujer está primero embriagada de la sangre de los mártires.
El actual modernismo
religioso se apropia de las glorias terrenas de la religión, los grandes
descubrimientos de la Europa Cristiana y su pertrecho político y jurídico, los
reinados prósperos y gloriosos; en una palabra, toda la añadidura del Reino de
Dios, que la Cristiandad suscitó. También es de ellos la espiritualidad, la fraternidad,
el humanismo... y ahora la humildad y pobreza...
Ebrios de
la sangre de los santos y de la sangre de los testigos de Jesús, se apropian su gloria y autoridad, al mismo tiempo que
no los imitan, antes los desimitan en sus vidas frívolas y cómodas, y en su
predicación aguada y mutilada del Evangelio. Explotadores de la religión que
plantaron otros, hoy alaban a los difuntos y persiguen a los hombres religiosos
vivientes que con su trabajo y con su sangre les conservan el comedero.
La Mujer oprime a la Fiera y no la propicia, pues los
diez cuernos (o reyezuelos) la destruyen en un día y ponen toda su potestad al
servicio de la fiera.
Aborrecerán ellos mismos a la ramera que había ido el
objeto de su pasión y cuya caída deplorarán luego.
Vemos así cuán admirablemente se vale Dios de sus
propios enemigos para realizar sus planes y sacar de tantos males un inmenso
bien como será la caída de la Gran Babilonia.
Así, esta fortaleza anticristiana en el orden espiritual
perecerá a manos de la otra fuerza anticristiana del orden político, la cual a
su vez, con todos los reyes coligados con ella será destruida finalmente por
Cristo.
+++
Más adelante, en al capítulo dieciocho, se lee: Luego oí otra
voz que decía desde el cielo: Salid de
ella, pueblo mío, para no ser solidario de sus pecados y no participar de sus
plagas; pues sus pecados se han amontonado hasta el cielo, y Dios se ha
acordado de sus iniquidades.
La orden recuerda los pasajes que se refieren a la
Babilonia histórica en Isaías, Jeremías y Zacarías. Hay un paralelismo con
Jerusalén en san Marcos y San Mateo.
Estas palabras han de entenderse espiritualmente, pues físicamente no podrán los últimos cristianos
abandonar las urbes capitalistas, como no lo pudieron tampoco los cristianos
primeros. Lo que hicieron fue abandonar, no físicamente la urbe capitalista,
sino espiritualmente su mentalidad de lucro, estafa, explotación e iniquidad.
San Agustín observa que con los pasos de la fe podemos huir de este mundo hacia Dios, nuestro
refugio.
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¿Qué debemos pensar de la situación actual de la
Iglesia, cuyas características se van agravando más y más desde el fatídico
Concilio Vaticano II? ¿Qué relación tiene con las visiones de las Dos Mujeres
del Apocalipsis?
La Santísima Virgen María anunció en La Salette que la
Iglesia sería eclipsada.
La
Iglesia será eclipsada. Ninguna otra expresión resume
mejor la situación actual; ninguna otra expresión explica mejor la crisis.
Eclipse
puede definirse como la ocultación total o parcial de un astro por
interposición de otro cuerpo celeste.
Esta
definición habla de dos astros, de interposición, de intercepción, de
ocultación parcial o total.
El
ejemplo más conocido es el eclipse de sol por la luna. El sol es eclipsado por
la luna, y desaparece temporalmente, total o parcialmente. Podemos ver la luna,
astro muerto... pero no podemos ver el sol...
Retomemos
cada palabra y tratemos de comprender lo que la Santísima Virgen María quiso
darnos a entender:
Existen
dos astros diferentes. Uno es eclipsado; el otro eclipsa.
La
Santísima Virgen María nos dice que el astro que es eclipsado es la Santa
Iglesia.
El
astro que eclipsa no es la Santa Iglesia; es otra cosa. Como es otro astro, no
puede venir de la Santa Iglesia, que es una.
Por
lo tanto, ese astro viene de otra parte. ¿De dónde? La respuesta es obvia para
aquellos que tienen fe: no puede venir sino del Adversario.
+++
Entonces, ¿qué es esta Iglesia eclipsada? Ella es, obviamente, la Santa Iglesia Católica.
Y, ¿quién eclipsa a la Santa Iglesia? Ciertamente la
Iglesia Conciliar.
La Iglesia Conciliar no es la Iglesia Católica.
Delante del astro de la Santa Iglesia, verdadero sol que
da la verdadera luz, interpusieron otro astro fabricado por ellos, que no es la
Santa Iglesia, es un astro muerto, creador de una falsa luz.
Por lo tanto, tomar como un criterio de visibilidad la
jerarquía es un error.
La
desaparición es parcial por ahora; llegará un momento en que será total; y
estaremos en la oscuridad más profunda; sólo veremos al otro astro, que ocupará
todo el lugar de la Iglesia y pretenderá hacerse pasar por la Santa Iglesia.
Cuando
el eclipse sea total, no habrá nada aparente de la Santa Iglesia...
Esta
desaparición será momentánea; no durará indefinidamente. La fe nos asegura que
la luz de la Santa Iglesia volverá a brillar.
El
objeto de ser eclipsada no cambia en nada; por eso, la Santa Iglesia no se
modifica de ninguna manera a causa del eclipse.
Durante
un eclipse solar, sólo los que están en el cono de la sombra son completamente
conscientes de este fenómeno. Lo mismo sucede con las tinieblas y eclipses
espirituales: sólo aquellos que tienen la fe verdadera y se encuentran en el cono de sombra de la persecución pueden
comprender el eclipse de la Iglesia. Los otros no ven nada y no entienden
nada... creen que la luna es el sol...
+++
Nuestro
tiempo es el de la hora de las tinieblas, la hora del poder de Satanás.
La
secta conciliar es la iglesia de las
tinieblas, una iglesia de muerte, la Iglesia de Satán.
El
eclipse comenzó con el Concilio Vaticano II. Ciertamente era esto lo que
Nuestra Señora quería anunciarnos y prevenirnos en 1960...
Para
eclipsar el astro gigante que es la Santa Iglesia, y para eclipsarlo sobre toda
la superficie de la tierra, ha sido necesario un astro aún mayor. Es por eso
que la secta conciliar ha tenido que añadirse todos los enemigos de la
Iglesia... Se trata de la Mala Hembra que jinetea la Bestia del Mar...
Se
trata de un astro feo, deforme, cuya monstruosidad descubriremos cuando el
eclipse sea total.
+++
Mientras
tanto, la divina Parturienta gime con los dolores del parto, en medio de los
deseos de dar a luz... de hacer nacer a su divino Hijo en las almas de los últimos
elegidos, para que sea colmado el número de los mismos...